Desde niños hasta mayores llevamos toda la vida escuchando a los que nos rodean, “la belleza está en el interior”, pero ¿es verdad que ignoramos el exterior? Como en todo, el diseño de etiquetas de vino, el nombre elegido para el mismo y, en definitiva, su aspecto exterior, marcan esta belleza que hace que nos entre por los ojos, o que sólo nos provoque rechazo.
Hoy vamos a centrarnos en esos vinos “feos” por fuera, pero bonitos por dentro que, de entrada, no llegaríamos a consumir. Los que traemos a este post los conocimos una fría tarde de febrero, en Zaragoza en una cata celebrada en el restaurante La Bocca. Una cata de las que nos gustan, de las creativas, en la que se habló mucho del diseño de etiquetas de vino y en la que Michael Cooper de Tomevinos, nos hizo llegar al interior de estos feos curiosos.
¿Dirían que Microcósmico es el nombre de un vino? Pues sí, y con una etiqueta que asemeja a un virus, ¿lo beberían? Pues si tienen la ocasión ¡háganlo! Un vino blanco de Épila, Aragón, muy agradable en boca y que no les defraudará.
Un rosado como rosa lleva en su etiqueta es Coloma, que llega desde Extremadura, que quizás por sencillez no llamaría la atención en el lineal, pero que sin duda es muy digno y está muy equilibrado en relación calidad-precio.
Y ahora toca vestirse de etiqueta, y para ello, nos encontramos con este vino. De nombre Orgullo de Barros, cuanto menos curioso eh y ¿el diseño de la etiqueta? Habrá opiniones para todos los gustos, pero al menos podemos decir que es “elegante” ¿no? Un tinto tempranillo de Extremadura que al igual que los anteriores no defrauda por su interior.
Otro tipo de etiquetas de vino evocan tiempos pasados y uno de los ejemplos más claros es Códice, un tempranillo de Cuenca que visualmente nos hace viajar hasta la Edad Media con tipografía y estética propia de los manuscritos de la época. Sobre el diseño opinen ustedes mismos y recuerden “la belleza está en el interior”.
Seguramente se puedan encontrar muchos ejemplos más de vinos que no hayan entrado por los ojos, cumpliéndose así una de las máximas más escuchada en el mundo del marketing y el diseño de que «la primera botella la vende el diseñador» , pero es que el diseño de etiquetas de vino nos trae estas curiosidades, al igual que los nombres elegidos por las bodegas para ellos.
Amigos, ¡en la variedad está el gusto! y, por favor… que NO se mueran los feos.