Lo de convertir agua en vino ha dejado de ser sólo un pasaje bíblico. O al menos es lo que asegura un aparato que es capaz de transformar agua corriente en vino. O en varios tipos de vino, para ser más exacto y hacerle honor al proyecto. ¡Como lo oís! Esto sí es creatividad y vino.
Los creadores de Miracle Machine son dos norteamericanos que están muy vinculados con el sector vitivinícola. Kevin Boyer y Philip James aseguran que con su aparatito, con una simple selección de ingredientes –agua, levadura y concentrado de uva- y una espera aproximada de tres días se obtiene vino. Además, en seis “modalidades” distintas, que son Sauvignon Blanc, Chardonnay, Pinot Noir, Cabernet- Sauvignon, Tuscano y Burdungy.
Escogéis el que más os guste, pagáis los casi 500 dólares que cuesta la machine milagrosa e incluso -aquí es donde se riza el rizo y se entona un hurra por la tecnología sin límites- podéis controlar el proceso de elaboración desde una aplicación para dispositivos móviles. De esta manera, cual versados enólogos, sabréis cómo está yendo la fermentación hasta que el telefonillo te avise diciendo que el vino está terminado, listo para consumir. ¿Cómo se os queda el cuerpo?, ¿os lo imagináis? La creatividad y vino otra vez de la mano, aunque eso sí, gracias a la tecnología.
En varias webs se habla incluso de costes. La botella sale por 1,20$ unos dos dólares y el resultado obtenido se asemeja más a los que cuestan veinte. Tras probar ese vino, asegura Internet, estaríamos dispuestos a pagar diez veces más. Tela, telita, tela. Encima es una ganga porque los vinazos que fabrica harán que nos ahorremos un pastizal. Entrad en este enlace, incrédulos, mas que incrédulos.
Entiendo que en países productores como el nuestro la Miracle Machine venderá bien poco. Pero, ¿quién sabe? Hay gente para todo. Para beber vino yo siempre preferiré la opción directa y fiable: ir a una tienda y comprar. Un práctico y placentero acto de fe.