Sabéis qué es lo que nos gusta, el vino por supuesto, pero también el arte, el diseño y si podemos unir estas dos cosas en una, más todavía. Por eso hoy hemos pensado en hablar de esto mismo, el vino y el arte.
El vino siempre ha estado presente en infinidad de obras de los artistas más reconocidos. Si bien en muchas ocasiones hemos enlazado el vino y el arte por el diseño de etiquetas, packagings y demás, hoy vamos a centrarnos en lo clásico, la pintura propiamente dicha, recordando algunos de los cuadros clásicos en los que aparece el vino.
¿Se había parado a pensar alguna vez en la cantidad de obras en las que el vino se ve representado bien como protagonista o simplemente como parte de la imagen? Pues hoy recordaremos 3 clásicos en los que el vino y el arte han hecho buenas migas.
- “Las bodas de Caná”. Se trata de una de las obras más famosas del pintor Paolo Veronese conocido como “el Veronés”. Se trata de de la representación de un pasaje bíblico en el que al final de las bodas de Caná, al acabarse el vino, Jesús convierte las tinajas de agua en tinajas de vino. Es uno de los cuadros más visitados en el Museo de Louvre y también más espectaculares dadas sus dimensiones (677cm x 994cm).
- “El almuerzo de los remeros”. ¿Hay alguna casa de abuela que no tenga una réplica de este cuadro de Renoir? El artista impresionista representó en este cuadro a un grupo de amigos sobre el Sena disfrutando de un almuerzo, en el que, por supuesto, el vino también está presente.
- “La última cena”. El vino y el arte han ido de la mano también en diferentes versiones de este mural del gran Leonardo da Vinci. Una de ellas es la del autor Juan de Juanes en la que se ve claramente representado a Jesús y sus Doce Apóstoles con el pan y el vino.
Tres grandes clásicos en los que el vino y el arte se han unido para hacer grandes obras maestras.
¿Recuerdas alguno más?