Una vez que hemos disfrutado un buen vino, somos muchos los que guardamos el tapón de corcho como recuerdo de una buena experiencia enológica. Sin embargo, no todo el mundo hace esto y el valioso corcho acaba en la basura.
Afortunadamente, el diseño ha sabido aprovechar las virtudes de los tapones de corcho para darles una nueva utilidad, más allá de ser un buen recuerdo.
El diseño ha sabido aprovechar las virtudes de los tapones de corcho para darles una nueva utilidad.
Son muchos los diseñadores que usan el tapón de corcho como material para desarrollar sus creaciones. Elementos para el día a día, para decorar o para conseguir dar un toque diferente a objetos cotidianos y corrientes.
Una tarjeta de visita diferente
Una tarjeta de visita debe conseguir llamar la atención de aquel que la recibe para que no quede olvidada en un tarjetero sin pena ni gloria. En la agencia de diseño y marketing Quelinka lo saben y por eso, para determinadas ocasiones, usan unas originales tarjetas de visita: tapones de corcho. En ella se pueden encontrar todos los datos que pueden aparecer en una tarjeta de visita corriente.
Una forma diferente de captar la atención del destinatario de la tarjeta y dar un toque distinto cuando se presenta a posibles clientes.
Retratos acorchados
El artista Scott James Gundersen es especialista en la reutilización de los tapones de corcho como material para la creación de sus retratos. Se trata de cuadros en gran escala, en los que primero realiza un trabajo con carboncillo en el que esboza con bastante detalle el rostro que quiere representar.
Una vez tiene el dibujo, comienza la tarea de componer el retrato con miles de tapones de corcho, dando como resultado una obra de un sorprendente realismo.
Un forma muy artística de evitar que miles de tapones de corcho acaben en la basura.
Elementos para el día a día, para decorar o para conseguir dar un toque diferente a objetos cotidianos y corrientes.
Salvamantel para recordar buenos vinos
La agencia Ciclus, está especializada en realizar ecodiseños a partir de materiales reciclados y reutilizados creó, de la mano de las diseñadoras Tati Guimarães y Nikoline Arns, el salvamantel Bakus, una forma ingeniosa de reaprovechar los corchos para las botellas de vino.
Consiste en una bandeja metálica de unos 20x20cm y con unos bordes de 1,5cm de altura. En el interior, 36 dientes que servirán para sostener los tapones que tengamos guardados como recuerdo de buenas experiencias. Es decir, es un buen contenedor de momentos asociados al vino en el que nuestra participación es necesaria para terminar de dar el toque original a este curioso salvamantel.
Estos son sólo tres ejemplos de la utilidad que siguen teniendo los corchos después de su uso inicial. Felpudos, llaveros, relojes, muñecos,… todo lo que la imaginación de cada uno, diseñador o amante de las manualidades pueda abarcar.